Una base que siempre nutrió al anime a la hora de contar historias atractivas fue el manga, o historieta japonesa. El manga tenía ya muchos años de ser un modo de entretenimiento gráfico en Japón, y su historia se remonta a tiempos lejanos como una derivación del ukiyo-e. En el siglo XVIII publicaciones como Mankaku Zuihitsu de Suzuki Kankei tuvieron amplia difusión entre el público japonés, y en el siglo XIX los dibujos de Hokusai fueron verdaderos precursores de este estilo. Sin embargo, cabe notar que ya en el siglo XII se econtraban en Japón diseños y dibujos que tenían muchos puntos en común con el manga. Por este motivo no es de extrañar que la cultura manga esté tan enraizada entre el público japonés.
A mediados de los años 1970's se vio un boom en la industria del manga, con la incorporación de nuevos autores que traían nuevas ideas y nuevos formatos de contar historias, haciendo que las ventas de manga subieran marcadamente y alcanzaran grandes niveles de popularidad. Esto, sumado al creciente interés por el anime, creo una asociación muy fructífera en el mundo del entretenimiento japonés.
A medida que pasó el tiempo, las técnicas de manga y también de anime, fueron cambiando, y las temáticas se fueron diversificando al punto que hoy por hoy en Japón se puede encontrar anime y manga para casi todos los gustos y todos los sectores de la sociedad. Desde comedias, hasta dramas, historias en mundos alternativos, ciencia ficción, horror, fantasía, erotismo, política, o suspenso; hasta historias que tratan sobre la vida cotidiana de una persona promedio en Japón, historias para niños o para adultos... hoy por hoy podemos encontrar anime y manga tan diverso que sería difícil intentar abarcar todo el espectro que se nos ofrece.
Anualmente cientos de series llegan a la televisión, o son lanzadas en formato video (DVD, hoy en día) en Japón. Algunas de ellas tienen mucho éxito, otras pasan rápidamente al olvido. El manga, el anime y los video juegos han desdibujado la línea que los separa en muchas circunstancias; y han incorporado a los mismos fans dentro del juego, con la creciente demanda de historias alternativas que se distribuyen casi rústicamente en forma de doujinshi, las cuales abarcan no sólo obras de manga y anime populares, sino también historias paralelas en universos que nada tienen que ver con el manga ni con el anime. Hoy en día se pueden encontrar "historietas japonesas" de Harry Potter, La Guerra de las Galaxias, o incluso historias ficticias acerca de celebridades japonesas (músicos, actores, aidoru -idols-) que se distribuyen a bajo costo en los Comiket (ferias de historietas) que se realizan en las grandes ciudades. Muchos conocidos mangakas (dibujantes de manga) salieron de las filas de los doujinshi-ka. Un ejemplo concurrente es el caso de Minami Ozaki (Zetsuai, Bronze) o del grupo CLAMP (Guerreras mágicas, X)
La industria del manga en Japón es muy vertiginosa y muchos mangaka (dibujantes) han creado pequeñas viñetas en sus obras describiendo lo duro que puede llegar a ser intentar llegar a las fechas límite de publicación, ya que la demanda y la presión son inmensas. Algunos mangaka han incluso llegado a describir su trabajo como "trabajo esclavo". Eso sí, los que han tenido éxito sostenido, son verdaderas celebridades en Japón; y si su obra se ve transportada al anime con éxito, los dividendos generados pueden ser muy atractivos.
En Argentina el fenómeno manga-anime sigue gozando de buena salud, y ha dado lugar a un creciente interés por la cultura japonesa y la forma de vivir en Japón. Muchos jóvenes (y no tan jóvenes) se han acercado a la música japonesa, las artes típicas de Japón, el idioma japonés y las artes marciales, inspirados por las maravillosas historias que leyeron o vieron por televisión y cine. Si bien todavía queda mucho por llegar, el panorama actual es muy alentador, y ha definitivamente acortado la brecha entre dos naciones que parecían más lejanas de lo que verdaderamente eran.
Eso ha sido todo por el momento.
Si bien para aquellos que no vivimos en Japón, la palabra "anime" se refiere casi exclusivamente a la animación de origen japonés; en el país del sol naciente este término se usa un poco más ampliamente para denominar a toda animación, independientemente de su origen en términos de nacionalidad. La palabra, como lo sospecharán, deriva del vocablo inglés "animation", y abarca tanto a los dibujos animados que se transmiten por televisión, video, o cine; así como a la animación de juegos de video, e incluso a pequeñas viñetas animadas que se usan habitualmente en la web; entre otras cosas.
A lo mejor para nosotros el fenómeno de la animación japonesa es algo bastante reciente, ya que el anime llegó a nuestras costas alrededor de la década de 1970, no obstante la historia del anime va un poco más atrás en el tiempo.
A principios del siglo XX cuando varios cineastas japoneses se sintieron interesados por las técnicas de animación que se empezaban a usar en occidente, principalmente en Francia (cuna del cine), Alemania y Estados Unidos.
Estos experimentos no produjeron material de consumo masivo, u obras que fueran muy populares, pero establecieron paulatinamente una industria que vio su eclosión a principios de los años 60 con el estreno del Astroboy de Osamu Tezuka (1963).
La serie tuvo muchísimo éxito, lo cual llevó a que posteriormente fuera exportada y se viera en otros países, y le dio suficiente confianza a la industria de la animación japonesa como para "soltarse" un poco más e ir despegándose de la influencia occidental.
Así empezaron a surgir más obras de animación hechas en Japón, que apuntaban a un público netamente japonés y que adoptaban una temática propia y alejada de la temática que manejaba occidente. De este modo surgieron géneros completamente únicos como el género "mecha", palabra que deriva del vocablo inglés "mechanical" y se usa ampliamente para definir un género de animación donde los protagonistas son robots -inusualmente gigantezcos- que luchan contra otros robots -también inusualmente gigantescos.
Aquí empezaron a perfilarse los que serían considerados posteriormente los grandes maestros de la animación Japonesa, como Hayao Miyazaki y Mamoru Oshii.
En la década de 1980 el anime vio su segundo boom en Japón, al hacerse mucho más popular y empezar a atraer a muchos fanáticos que seguían las series por televisión casi religiosamente.
¿Pero por qué tuvo tanto auge el anime en Japón? Por varias circunstancias. A diferencia de lo que sucedía en, por ejemplo, Estados Unidos, en Japón no se le daba mucho presupuesto al cine con actores reales, y esto limitaba la filmación de historias que necesitaran una gran puesta en escena, o muchos actores de diversos orígenes étnicos. Con el anime este problema no existía, y se podían desarrollar historias que transcurrieran en lugares alejados de Japón, con personajes que no eran japoneses, sin tener que pasar por las tribulaciones que implicaba armar un elenco y una puesta de tal envergadura con actores de "carne y hueso". En este sentido, el anime vino a llenar una brecha que necesitaba el mundo del entretenimiento japonés a la hora de contar historias.
GRACIAS!!!